Nino Bravo se nos mete a filósofo

Ahí está su inmortal canción: "Libre". (Para quien quiera escucharla: aquí
Como suele ocurrir, llega más -aunque diga meno- una canción que un mamotreto llamado "Metafísica" o "De Veritate".



Me di cuenta ayer. Y no será porque no la haya cantado veces. El bueno de Nino Bravo une verdad y libertad en esta canción. Ahí va el estribillo:

"Libre,
como el sol cuando amanece,
yo soy libre como el mar...
...como el ave que escapó de su prisión
y puede, al fin, volar...
...como el viento que recoge mi lamento
y mi pesar,
camino sin cesar
detrás de la verdad
y sabré lo que es al fin la libertad".

Me quedo con las tres últimas líneas. Hay que ir detrás de la verdad, sin pausa, para saber al fin qué es la libertad. No consiste en un simple escapar de la prisión, sino en lo que hago luego: caminar sin cesar detrás de la verdad. Quizás el letrista no era consciente de qué decía y se quedó en que "verdad" y "libertad" riman. Pero acertó plenamente. (Dejaremos para otro día aquel "La verdad os hará libres", de Jesucristo).
¡Qué contraste con otra canción, de mucha menos moda, que canta algo tan vacío como el "adelante, porque no importa la meta"! Claro que importa: si no hay meta, no me muevo.

Me comentó un experto filósofo que, al final, el mundo se divide en dos. Hasta el romanticismo, y después. El mundo pre-romántico es el de Nino Bravo (por más que parezca que "Libre" es solo una canción vacía): caminamos tras algo, para alcanzarlo. El mundo romántico sugiere que lo importante es viajar: el rumbo es poco importante. 
Se trata de sintetizar esas posturas: razón e imaginación. Y esta canción tiene una letra que lo logra. Fuera coacciones: sólo las que la verdad impone. Interesante.

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