Restringir o no restringir internet (ésa es una cuestión)


Lo que son las cosas.

Hoy he ido a misa y, en las lecturas (siempre se leen trozos escogidos de la Biblia), se ha leído un fragmento de la llamada Carta a los Hebreos, un texto que se atribuyó mucho tiempo a San Pablo, y ahora se ve que no, que es de alguien afín, etc. El caso es que la frase era esta: "Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ningún castigo nos gusta cuando lo recibimos, sino que nos duele, pero después de pasar por él, nos da como fruto una vida honrada y en paz". Y seguía. Y se me ha escapado una sonrisa al oír lo que he resaltado en negrita. Una sonrisa cínica: "si yo te contara, amigo...". Y me ha sabido mal. Y me he prometido que no iba a escribir al respecto, porque era algo poco positivo. 

Pero...
Pero hete aquí que luego he cogido La Vanguardia y, al llegar a La Contra, me he quedado en los titulares con que se define el entrevistado, Paul Mockapetris, un experto, resumiendo bastante, de asuntos relativos a internet : "Tengo tres hijos adolescentes y les restrinjo internet". Ahí te lo dejo. 
En otro lugar escribí con más calma lo que ahora resumo aquí. Que se trata de corregir. Hay quien dice que restringir internet es contraproducente. Pues lo es tanto como poner puertas en las casas. En mi casa no entra sino el que yo quiero. Porque busco mi protección y a la de mis seres queridos. Y no espero que mis chicos piensen en cerrar la puerta, sino que les enseño a cerrarla. Si alguien quiere entrar sin mi permiso, que se lo trabaje. Y espero, además, que mis hijos hagan lo propio en sus casas.
Eso es co-regir: regir en la vida de quienes todavía, por edad y falta de experiencia, no rigen en la suya propia. Y hacerlo de modo que tomen pronto las riendas. Porque, en eso estamos de acuerdo, el hombre mismo es el mejor filtro. "El hombre prudente se comporta en todo como una ley para sí mismo", esculpe en palabras el bueno de Aristóteles en su Ética a Nicómaco. Y copia más tarde Kant, acertadamente.
En fin, lo digo para los padres y educadores que todavía confunden corregir con ser paternalistas, y la libertad con el libertinaje. Recuerdo ahora una pequeña pero gran anécdota. Un padre decidió poner un filtro en internet y así se lo comunicó a su hijo. Él protestó y le preguntó si no se fiaba de él, que ya era mayor y demás. El padre se limitó a reponder: "No, hijo, de quien no me fío es de mí".
Pues eso, que, al final,  volvemos al principio: ¿qué padre no corrige a sus hijos? Quizás el que no lucha por corregirse a sí mismo.



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