No por mucho madrugar amanece más temprano


Así dice el refrán. Y bien dicho está: la realidad -el mundo, la creación-, que va a su bola.

Ya puedes tú pensar, hacer o prever lo que quieras... que siempre te encontrarás el límite de lo real: amanece cuando amanece. Ni un segundo antes.

(Otra cosa es que el que ha puesto la máquina en funcionamiento y le dado sus preciosas y precisas leyes (104,9º hay entre los átomos de hidrógeno y su oxígeno en cada molécula de agua. Ni uno más) se las salte cuando quiera. Amén por Él.)

El hombre es inventor. Y,en algunas cositas, creador. Y procreador, en otra, concretísima.

Inventor. Es decir, el que "invenit", encuentra: va hacia un lugar o cosa... y lo halla. No lo crea. Eso es un invento. De ahí la famosa pregunta o afirmación, según la versión: la ley de Newton estaba allí antes de Newton. Él la reconoció, la encontró: la inventó. El nombre en castellano es invención, pero ya no se usa en su segunda acepción, más clásica: encuentro. Por ejemplo, cuando se celebra, en la Iglesia Católica, la invención -o hallazgo- de la Santa Cruz. Total, que por mucho que se toqueteen los bichitos (así, en general) que hay en el mundo, o dentro de nuestro cuerpo, se cambiarán relativamente: según las leyes que hemos descubierto... y que funcionan como funcionan. Otra cosa es el por qué funcionan...

Creador, relativamente, en lo musical y artístico, porque de la nada hace aparecer cosas. Si no copia. Digo relativamente porque ya se sabe que lo que está en la mente ha pasado, en algún modo inconcreto tal vez, por los sentidos. Un unicornio es un caballo con un cuerno, por muy imaginario que sea. And so on.

Y procreador, y es palabra fuerte, porque el espermatozoide y el óvulo que nos generan no llevan consigo el alma que todo ser humano tiene. Ahí, dice la Iglesia, aparece Dios y pone un alma. Le obligamos, por así decir. por eso somos pro-creadores. Muy fuerte es todo este asunto. Ése es el motivo de que el acto procreador esté rodeado de tanta importancia y dignidad en la doctrina católica. Y en tantas otras.
Claro, no es científicamente (materialmetne, como mínimo) demostrable, como tantas otras: las más importantes, casualmente. La ciencia que se basa en lo material no llegará a lo que supera ese límite. Pero nuestro conocimiento no es sólo científico en ese sentido. Sé que mi madre me ama, y no lo tengo que demostrar con un microscopio, por decirlo rápida y contundentemente. No me sirve la tontería de ponerle cables a mi madre en el cerebro para notar el cambio de su actividad neuronal cuando dicen mi nombre. Eso es, con perdón, un reduccionismo muy notable. Una tontería, vamos. Las causas y las consecuencias de algo no deben confundirse.

Un saludo.

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