El Escorial I (post serio. Mañana, el otro)

El miércoles pasado tuve la suerte (iba a decir "inmensa suerte", pero tampoco hay que exagerar) de ir a visitar El Escorial. He de reconocer que superó mis expectativas. Sobre todo porque no sabía muy bien a qué me enfrentaba. Ya me sonaba que era algo grande, pero no contaba con algo más que un singular edificio. Y supera eso de bastante.
Dejando de lado el tema humorístico (aunque patético) de los guías turísticos, que ya abordaremos mañana, se podrían comentar cientos de cosas. 

Cuando está por acabar el recorrido interior de El Escorial, uno llega a la zona de los panteones reales y de infantes. 

En el de infantes -infantes de más de 30 años algunos- hay frases en latín a lado y lado del recorrido. Y en cada tumba. Me quedé impresionado con algunas de ellas, pero hice solamente dos fotos.
Ayudan a pensar en la muerte desde el punto de vista cristiano. Es decir, como punto seguido, y no como punto final. 
"Nemo est qui semper vivat. Viventes enim sciunt se esse morituros"
"No hay quien viva para siempre. Los vivientes saben que van a morir". Lo cierto es que el latín permite otras traducciones: tiene tiempos verbales más ricos que el castellano. Podría decirse también "Los vivientes se saben seres que van a morir". En el "se saben" está la gracia. Se deberían saber mortales. Deberían saber que van a morir. 
Decía Platón que la filosofía -la sabiduría- consiste en aprender a morir. Toma ya. No abundaremos ahora en las relaciones entre vida-Vida y muerte-Vida-Muerte, pero el uso de las mayúsculas ya da pistas. El objetivo es hacer pensar, que eso mismo lograron en mí las frases.

La segunda frase va de lo mismo, como ya he comentado. 
Pero el tono es más tétrico, porque contrapone la gloria humana con todo su esplendor posible con la muerte.
"Es humana fugax gloria: disce mori".
O sea, y con esa típica alteración del orden de las palabras: "Es fugaz la gloria humana: aprende a morir".  Platón aplaudiría. Y Jorge Manrique nos advertiría, católico él, de lo ya dicho: "Los infantes de Aragón, ¿qué se ficieron?"


Y todo esto viene a la portada de ayer del ABC, dos días más tarde de mi visita al Escorial. Ya te digo. La gloria humana encarnada en mujer. 
Lo dicho: da que pensar. 
¿En qué?
En que esto es pasajero, y es buena la palabra: pasa. Y conviene no quedarse en lo que pasa, sin pasar con ello. E intentar dejar un buen rastro. Y seguir.

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