El alcohol es lo de menos (o "La falsa obligación de ser el mejor")

Vamos a proponer algunas ideas sobre el alcohol. 

La frase "el alcohol es lo de menos" es controvertida. Se refiere a su papel en las fiestas y en los problemas con el alcoholismo juvenil y adolescente. En el cartel aquí adjunto hay algún dato. 

En ninguno de esos sentido parece obvio el significado.

Aquí va el primero: en una fiesta, lo de menos es el alcohol. Porque, cuando es lo de más, ¡qué lastima! Es decir, cuando el alcohol es el causante y la finalidad de la fiesta... mal asunto. Nadie va solo a una fiesta. O, mejor dicho, no parece arriesgado sostener que una fiesta exige que haya más de una persona. El consumo de alcohol como plan directo y único es lo contrario a la amistad y, por eso mismo, a la fiesta. Es cierto, eso sí, que hay quien parece necesitar beber por motivos frecuentemente inconfesados. De eso va la segunda parte de "el alcohol es lo de menos".

Aquí, el segundo significado. En el problema del alcoholismo -adicción al alcohol-, el alcohol es lo de menos.
Aquí entran los matices, que pueden hacerle quedar a uno como un completo sofista, si no se tienen en cuenta. Porque resulta que el alcohol, lógicamente, sí tiene un peso importante en el alcoholismo. Pero es lo de menos. Ese "menos" implica que lo más importante es, como en un iceberg, lo que no se ve: la falta de plan (si no, ¿qué hago?), la falta de ideales, la falta de autoestima y la falta de mesura. Eso es lo de más.
¿No es triste —en el sentido de que a uno le apena— que los jóvenes, que están en la flor de la vida, no sepan divertirse si no es "artificialmente"? De ahí el segundo título que le he dado al post. En nuestro amado siglo XXI, siglo adolescente, lo que manda es la imagen... que uno da.  Es obligatorio estar siempre al 100%. Siempre sonreír. Prohibido tener un mal día. O una mala noche. Prohibido ser soso. Prohibido ser tímido. Prohibido ser uno mismo.

De ahí la bebida: como evasión del mundo o de mi personal e intransferible mundo.
Bebo porque, si no, me aburro.
Bebo porque, si no, no me atrevo a hablar con tal o cual persona.
Y así me disfrazo de otro: uno sin problemas, sin defectos, sin vergüenzas... y sin conciencia de mis actos, frecuentemente. Soy una mentira inconsciente y borracha, por mal que suene eso.

¿No sería mejor ser cada uno como es? ¿No es triste que alguien crea que ha de beber para ser otro?
No niego que pueda beberse y que el alcohol le de vidilla a la vida. Ese efecto lo conocemos. Pero de ahí a buscarlo directamente para solucionar algunos "problemas", va un mundo.
La templanza, esa manera de vivir los placeres que se centra en las personas y no en las cosas, ayuda. Bebo porque tengo sed. 
Bebo para celebrar algo con gente. 
No bebo para nada más. 
Y bebo con medida, porque no quiero dejar de ser yo en ningún momento. Lo malo es cuando uno bebe precisamente para lo contrario.
Eso es, volviendo al título, lo de más. 

Todo esto es matizable, pero eso lo dejo a cada uno: esta vez se trataba, de nuevo, de dejar hilos sueltos de los que tirar.

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