Belleza en la naturaleza y selfies

La foto no se ve bien: lo reconozco. Pero era una panorámica muy bonita. Maravillosa. Preciosa. Magnífica. Sublime. La vista; no la foto.
La hice ayer, en Meranges. Estaba ya bajando, en furgoneta, y vi lo que vi. Me paré, contemplé y luego le hice una foto. Iba a ser una selfie, pero entondes fallaba algo: se destrozaba la imagen. Y, sin ser guapo, tampoco me considero el tipo más feo del universo. No es eso: es que quedaba muy reducida. Tal como quedó salió mejor. 

El caso es que la colgué ayer en las redes y un amigo me hizo un comentario que me hizo pensar en algo de un libro que estoy leyendo. Me dijo: "queda mejor sin ti". Supongo que era una de sus bromas, con doble sentido. (El lector sabrá ver de cuáles hablo).

Pero aquí va el tercer sentido. 
Veamos primero el texto: 
Quizá algunos hayan dicho cosas no demasiado agradables sobre tu inteligencia –especialmente tus maestros– pero, a pesar de todo, es algo muy grande, más grande y más importante que el Amazonas o el Everest. Ni uno ni otro tendrían sentido alguno si no hubiera mentes capaces de pensar en su importancia.
¡Qué te parece!, me he dicho hoy al unir las dos cosas. 
Sin mí, esa foto no vale. Y no me refiero a que salga en ella. 
Sin mí no habría foto.
Las vacas -como se ve perfectamente en la foto- pasan absolutamente del paisaje. Ni que decir de los árboles. No así yo -o cualquier ser humano-: me paré y contemplé y le hice una (mala) foto.
No digo, no se lleve nadie a engaño, que sea yo el que da la belleza al mundo. 
Digo que soy quien la capta. Y más cosas. 
Así que ya lo sabéis: no quedaba mejor sin mí. 

Hala, a salir a la naturaleza y a darse cuenta de que, como dice aquel filósofo, es el jardín del hombre, para su disfrute, y no solo uso.


PD: El texto es "Retiro para gente joven", de Ronald A. Knox, hombre listo donde los haya.




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